“Fumata
blanca. Habemus Papam. Cuando lo vi
por televisión no lo podía creer. Pero salió al balcón, esbozó una grata
sonrisa ante la multitud reunida en la plaza de San Pedro y tomé conciencia que
se trataba de él, de monseñor Jorge Mario Bergoglio, argentino, jesuita, de
setenta y seis años, nacido en el barrio de Flores, simpatizante del club San
Lorenzo, arzobispo de Buenos Aires. Un hombre de carne y hueso, sencillo y austero, amante del futbol y el tango, que
solía viajar en subterráneo o colectivo por la ciudad. Criticado y resistido
por muchos en la Argentina. Porque habla de frente y dice cosas que algunos no
quieren escuchar. Claro: ‘nadie es profeta en su tierra’. Sus primeras
palabras, una vez electo como nuevo Pontífice, se refirieron a que los
cardenales lo habían ido a elegir al ‘fin del mundo’. Después, hizo un gesto de
humildad, pidiendo la bendición del pueblo de Dios antes de dar la suya. Todo
un cambio de actitud, que siguió con su rechazo a vivir en el Palacio
Apostólico, abandonar el pectoral de oro y romper con el protocolo, acercándose
de manera distinta al pueblo de Dios.
La
elección de Francisco es un ‘gran signo de esperanza’, tanto para la Argentina
como para la Iglesia y el mundo. Para la Argentina, porque será una fuente de luz
que ilumine nuestro camino desde afuera. Para la
Iglesia, porque reúne las condiciones para iniciar los cambios necesarios en los
tiempos que se viven, alentando a los cristianos a ir hacia las periferias de
la pobreza y el sufrimiento, anunciando la Buena Noticia y tomando conciencia
de que ‘el verdadero poder es el servicio’. Para el mundo, dada su vocación ecuménica
y propicia para el diálogo interreligioso, que puede contribuir a la formación
de una ‘cultura del encuentro’ y a la renovación de la búsqueda de lo
trascendente, en un mundo que parece vacío de respuestas. Francisco ha venido a
encender un fuego nuevo y eso debe ser motivo de alegría y esperanza. De allí,
las ganas de escribir este libro, trazando un semblante de su vida, su
pensamiento y la forma en que llegó a ser elegido, por la misteriosa gracia de
Dios”.
(publicado por Lumen)
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