Saltar.
No sé si superarnos,
pero saltar.
Algo nos espera del otro lado.
Algo como un color, un sonido, un sabor diferente.
¡Qué maravilla, poder saltar!
Vamos, dame tu mano.
Saltemos juntos
en los brazos del asombro,
hacia el blanco color de la sal,
el rojo marcado en una frente
o el intenso rubor del azafrán.
Vamos, salta conmigo.
Una luz pequeñita titila,
y el humo del incienso
llena de nubes el templo,
mientras la gota de agua,
es convertida en océano
por la madre Teresa.
Vamos, salta conmigo
hasta tocar
la mano del moribundo,
y en el fragor del tren,
calmar la sed
con el agua viva
del pozo de Sicar.
Vamos, salta conmigo.
Calcuta nos espera
en la increíble y lejana India,
con aquel misterioso río,
llamado Ganges
que romperá la rueda
del eterno misterio de la vida.
¡Qué maravilla, poder saltar!
(*) Todos los derechos reservados. © Copyright 2010 Jesús María Silveyra. info@jesusmariasilveyra.com.ar
No sé si superarnos,
pero saltar.
Algo nos espera del otro lado.
Algo como un color, un sonido, un sabor diferente.
¡Qué maravilla, poder saltar!
Vamos, dame tu mano.
Saltemos juntos
en los brazos del asombro,
hacia el blanco color de la sal,
el rojo marcado en una frente
o el intenso rubor del azafrán.
Vamos, salta conmigo.
Una luz pequeñita titila,
y el humo del incienso
llena de nubes el templo,
mientras la gota de agua,
es convertida en océano
por la madre Teresa.
Vamos, salta conmigo
hasta tocar
la mano del moribundo,
y en el fragor del tren,
calmar la sed
con el agua viva
del pozo de Sicar.
Vamos, salta conmigo.
Calcuta nos espera
en la increíble y lejana India,
con aquel misterioso río,
llamado Ganges
que romperá la rueda
del eterno misterio de la vida.
¡Qué maravilla, poder saltar!
(*) Todos los derechos reservados. © Copyright 2010 Jesús María Silveyra. info@jesusmariasilveyra.com.ar