Jesús María Silveyra

viernes, agosto 02, 2013

FRANCISCO. Un signo de esperanza

“Fumata blanca. Habemus Papam. Cuando lo vi por televisión no lo podía creer. Pero salió al balcón, esbozó una grata sonrisa ante la multitud reunida en la plaza de San Pedro y tomé conciencia que se trataba de él, de monseñor Jorge Mario Bergoglio, argentino, jesuita, de setenta y seis años, nacido en el barrio de Flores, simpatizante del club San Lorenzo, arzobispo de Buenos Aires. Un hombre de carne y hueso, sencillo  y austero, amante del futbol y el tango, que solía viajar en subterráneo o colectivo por la ciudad. Criticado y resistido por muchos en la Argentina. Porque habla de frente y dice cosas que algunos no quieren escuchar. Claro: ‘nadie es profeta en su tierra’. Sus primeras palabras, una vez electo como nuevo Pontífice, se refirieron a que los cardenales lo habían ido a elegir al ‘fin del mundo’. Después, hizo un gesto de humildad, pidiendo la bendición del pueblo de Dios antes de dar la suya. Todo un cambio de actitud, que siguió con su rechazo a vivir en el Palacio Apostólico, abandonar el pectoral de oro y romper con el protocolo, acercándose de manera distinta al pueblo de Dios.
La elección de Francisco es un ‘gran signo de esperanza’, tanto para la Argentina como para la Iglesia y el mundo. Para la Argentina, porque será una fuente de luz que ilumine nuestro camino desde afuera. Para la Iglesia, porque reúne las condiciones para iniciar los cambios necesarios en los tiempos que se viven, alentando a los cristianos a ir hacia las periferias de la pobreza y el sufrimiento, anunciando la Buena Noticia y tomando conciencia de que ‘el verdadero poder es el servicio’. Para el mundo, dada su vocación ecuménica y propicia para el diálogo interreligioso, que puede contribuir a la formación de una ‘cultura del encuentro’ y a la renovación de la búsqueda de lo trascendente, en un mundo que parece vacío de respuestas. Francisco ha venido a encender un fuego nuevo y eso debe ser motivo de alegría y esperanza. De allí, las ganas de escribir este libro, trazando un semblante de su vida, su pensamiento y la forma en que llegó a ser elegido, por la misteriosa gracia de Dios”.

(publicado por Lumen)