Jesús María Silveyra

jueves, marzo 17, 2011

OREMOS POR JAPÓN


En el corazón herido de una nación,
sufrida por tantos cataclismos:
terremoto, tsunami y fuga nuclear;
un matrimonio busca, llorando,
a un hijo perdido en los escombros.

No saben si fue la tierra al moverse,
la ola al llevarse todo por delante,
o la desesperación.

La cuestión es que no lo encuentran
y ya no saben qué hacer,
porque el frío amenaza
y la nube radioactiva también.

En el corazón partido de Japón,
ni siquiera el color de una flor,
puede aplacar tanto dolor.

La mujer y el hombre
tomados de la mano,
se preguntan por qué razón,
justamente, al único hijo querido
se lo ha llevado el gemido de la Tierra.

La mujer y el hombre,
unidos en el puente de la lágrima,
abrumados por el misterio,
consagran la vida del hijo
al Dios de sus ancestros,
que parece haber desaparecido
bajo la ola de racionalidad,
científica y abusadora,
de una central atómica
creada por el hombre,
para justificar
el uso pacífico de una energía
que jamás debió ser generada.

No hay comentarios.: