Jesús María Silveyra

miércoles, abril 01, 2009

Visita del padre Opeka a Chile y Argentina


Durante el mes de marzo acompañé al padre Pedro Opeka, primero al "Encuentro en Lo Alto 2009" que se realizó en el centro de sky Los Colorados, a más de 2.800 metros de altura, cerca de la ciudad de Santiago de Chile, organizado por la Fundación Desafío (http://www.desafio.cl/) y luego en un ciclo de tres Conferencias realizadas en la ciudad de Buenos Aires, sobre: "Construir la Esperanza", "Salir de la pobreza" y "Ser misionero, hoy".

Como me ha ocurrido en otras oportunidades con el padre Pedro, quedé nuevamente impactado por su sencillez, energía, sinceridad y buen humor. En el "Encuentro en Lo Alto", si bien el padre Pedro dio seis charlas y una misa final, fue uno más dentro de los 400 concurrentes, donde se mezclaron: empresarios, políticos, periodistas, religiosas y religiosas, gente de clase media y de zonas muy humildes de Santiago. El padre Pedro aportó el testimonio de su vida, con mucha naturalidad y apertura, cautivando a nuestros hermanos de Chile a quienes les llegó al corazón con esa palabra fuerte y vigorosa que lo caracteriza.


Fueron casi cuatro días de intensa alegría y reflexión, comenzando un jueves por la tarde, para finalizar el domingo con la misa de cierre. Durante las charlas, Pedro nos compartió sobre temas diversos como: la debilidad, la fortaleza, el llamado de Cristo y la misión. El sábado por la noche, encendimos una gran fogata en lo alto de la cordillera y nos preparamos para descender al mundo cotidiano llevando la Buena Noticia de aquél que socorrió a los pobres, hizo caminar a los cojos, ver a los ciegos y hablar a los mudos. En una palabra, el padre Pedro, junto a otros testimonios de vida que dieron distintas personas, nos ayudó a hacer más presente en medio de nosotros al Cristo Vivo que nos sigue llamando.

De regreso a Buenos Aires, tuve la oportunidad de asistir a la misa que dio en la iglesia de Jesús Sacramentado en el barrio de Almagro, para posteriormente presentarlo en las tres Conferencias que he mencionado. La primera de ellas organizada por los jóvenes de la ONG "Un techo para mi país" (http://www.untechoparamipais.org.ar/), en el Teatro Globo, cuya sala estuvo colmada por más de 400 jóvenes, en su mayoría universitarios, quienes han participado como voluntarios en la construcción de viviendas temporarias en barrios carenciados del Gran Buenos Aires. Los jóvenes lo aplaudieron de pie y eso me llenó de emoción ya que, en un mundo con pocos testimonios de vidas ejemplares, tenerlo allí al padre Pedro, dándoles ánimo para seguir en la tarea, trazó un puente entre la utopía y la realidad del "se puede", "sigan adelante", "vale la pena hacerlo".

La siguiente charla, que se realizó en la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, auspiciada por la Fundación diario La Nación y el Suplemento "Valores Religiosos" del diario Clarín, fue más numerosa aún en cuanto a concurrencia, con más de 500 asistentes de variadas edades y procedencias. Allí, el padre Pedro, volvió a repetir que es posible salir de la pobreza. Que él, cons sus 450 colaboradores de la Asociación Humanitaria Akamasoa, lo han logrado con la gente de los basurales de Antananarivo, la capital de Madagascar. "Sí, se puede", dijo el padre Pedro a viva voz.
La tercera y última Conferencia se realizó en la capilla del Colegio Champagnat, organizada por un grupo de jóvenes misioneros del colegio y de las parroquias aledañas. Asistieron más de 350 misioneros. Fue también una alegría inmensa para mí llevar al padre Pedro al colegio donde pasé 12 años de mi vida. Allí habló de sus ilusiones juveniles y los alentó a seguir misionando entre los más pobres y reconocer el rostro de Cristo en ellos.

Si tuviera que resumir todo lo vivido junto a Pedro durante estos febriles días del mes de marzo, diría que Dios me dio la gracia de conocer a una persona de la que emana santa fortaleza y energía espiritual.





1 comentario:

Martín Serantes dijo...

Gracias Jesús María por darnos a conocer a nosotros y a muchos, el testimonio del Padre Pedro Opeka.
Leerlo y escucharlo renueva la esperanza, nos pone en movimiento, sabiendo que como dice Pedro, el Espíritu Santo obra, pero si le podemos dar una mano mejor, no? o las dos manos, los dos pies... Gracias Pedro por tu testimonio vivo de amor.
Un abrazo, Martín.